Os tenía preparada como entrada el escrito que tenéis debajo de estas líneas pero esta noticia "Sorpresa" que os adjunto me ha hecho añadir estas palabras y link:
En la novela Barcelona es pionera de la creación de Bumi Barú en Europa. Es la primera ciudad del mundo en firmar el tratado de las Smarts Cities pinchar aquí entrada de este blog 19 de mayo 2012 o (leer novela para entender el contexto).
Mirad este link y decirme: ¿Qué opináis? ¿Qué os parece? ¿Alguien quiere venir conmigo el 13, 14 o 15 al salón de Smart City Expo Worl Congress? Yo voy a ir.
Barcelona capital mundial de las ciudades inteligentes
INFORMACIÓN smartcityexpo.com/visitors-guide
Y ahora os dejo con esta entrada que era la que tenía prevista para hoy. Cada día somos más creando este futuro, haciendo que esta UTOPÍA sea REAL.
No te olvides de compartir este blog o link con tu gente si te gusta lo que ves.
¡Tú debes formar parte del futuro!
POR UN MUNDO MEJOR.
Marta.
Después de la presentación del miércoles 7 de noviembre sólo puedo decir:
Gracias a José Luis Atienza, regidor de cultura y medio ambiente de Viladecans por presentar mi novela con estas palabras tan bellas que os adjunto en esta entrada.
Gracias a Micaela Serrano (Lic. leng. Hisp.) que añadió un montón de matices y sensibilidad a la presentación con su comentario y su resumen sobre el libro.
Gracias a Diego Fernandez que con su espontaneidad llenó de sinceridad y emoción esta presentación y la pasión por esta lectura.
Gracias a Fundación Espejo por su apoyo ya que sin ellos no hubiese existido este encuentro.
Gracias a Librerías Pelegrín por estar apoyándome y acompañándome en este trayecto.
Y gracias a los presentes que participaron y se entusiasmaron con la presentación hasta casi bien llegadas las 21h30 de la noche...hora a la que nos invitaron a a irnos...;-)
Video presentación TV de Viladecans, mirar en En portada (columna de la derecha link)
Presentación de José Luis Atienza:
(este texto está copiado y pegado por eso sus letras tienen color de fondo)
Con Bumi Barú Marta Mañes ha hecho más que escribir una novela. Ha
intentado, y todavía no se sabe si conseguido, poner en marcha una utopía. La
utopía representada por Bumi Barú parece heredera de aquella utopía fraternal e
internacionalista que fue el esperanto, un idioma sin nacionalidad de nadie,
idea de un polaco, para
tener una lengua de todos para entendernos todos los seres humanos.
Marta elige un punto de apoyo para cambiar el mundo: las ciudades. Los Estados,
aunque siempre marcan paquete de justicia, paz y libertad, tienen un triste,
violento y poco recomendable balance en su relación con los vecinos, cercanos y
menos cercanos. Las ciudades, no por casualidad tienen género de mujer e igual
por eso a veces se hermanan. Además han dado el nombre a uno de los más
complejos y hermosos conceptos: ciudadano.
En las ciudades vive la gente, y las heroínas, y algún héroe de Bumi Burú, saben que hemos de cambiar la manera de vivir, y nos proponen ciudades que abandonen la soberbia y la competencia y militen en la humildad y la cooperación, una cooperación que alcanza también a su relación con la naturaleza a través de las energías renovables. El petróleo se acaba y eso no es catastrofismo, ni utopía ni ficción. Es un hecho que intentamos ignorar. Sin petróleo el mundo será distinto, y Bumi Burú, propone que lo hagamos distinto y mejor.
Marta Mañes escribe más que una novela, pero sobre todo escribe una novela. Una novela en tres partes que delatan otra de las pasiones de la escritura: la pintura. Tres partes que son tres tonos de colores: pastel suave, intenso y claroscuro, que son los colores de la meteorología personal de todos nosotros en estos años.
El relato alterna pasado y futuro. Como una promesa el relato comienza y termina en el futuro. Nuestra autora sigue la vida de Carina, que explica en primera persona su dolorida biografía, cuyo primer recuerdo feliz es una película de dibujos animados en blanco y negro y un tarro de Nocilla.
Ante unos tiempos duros y complejos, la escritura de Marta Mañes describe con frescura el sabor del tiempo en los objetos, la música, las discotecas, los bares que marcaron a más de una generación. Cuando hacemos memoria con Carina descubrimos que después de una etapa de relativa alegría desigual nos ha tocado purgar una etapa de desigual y nada relativa penitencia.
Marta tiene la ventaja, no de haber sido cocinera antes que fraile, sino de haber sido pintora antes que escritora. Pintar le ha dado atención en la observación del detalle, de los objetos cotidianos, de las marcas, que acaban formando parte del álbum de recuerdos personales, como a mí me recuerda el Heno de Pravia el olor de la ropa blanca en el armario. Y ese gusto por el detalle, como decorado del tiempo, le hace subir peldaños en la narración.
Es una primera novela. Es una suerte encontrarse con un debut prometedor, porque una primera novela forzosamente echa en falta la experiencia literaria, pero esa falta de experiencia, esa inocencia literaria, es, no lo olviden, un valor irrepetible. Se nota la ilusión de la escritora que va construyendo un relato hasta un final realmente hermoso, que tiene la frescura y el atrevimiento de inventar como si fuera la primera novela del mundo. En la primera novela hay fogonazos de una pureza, un descaro y una ambición que será muy difícil volver a encontrar en ese estado puro. Es que escribir una primera novela, es para el escritor un momento mágico, como la primera cita, y eso se acaba notando en la escritura. Al crecer, como en la vida, se gana, pero también se pierde.
Es también la historia de una familia, con unos padres de Carina que para mí tienen un ligero parecido a ciertos padres de la novela inglesa del XIX. Pero estamos en el siglo XXI y creo que Marta Mañes se merece que Bumi Barú sea un éxito, pero también nos mereceríamos nosotros que tener un mundo mejor no fuese una utopía de Marta Mañes, sino una profecía que se cumple y nosotros que lo veamos.
Ver más en Bumi Barú comunidad en FB fotos, comentarios de seguidores...¿Te unes? te esperamos.
En las ciudades vive la gente, y las heroínas, y algún héroe de Bumi Burú, saben que hemos de cambiar la manera de vivir, y nos proponen ciudades que abandonen la soberbia y la competencia y militen en la humildad y la cooperación, una cooperación que alcanza también a su relación con la naturaleza a través de las energías renovables. El petróleo se acaba y eso no es catastrofismo, ni utopía ni ficción. Es un hecho que intentamos ignorar. Sin petróleo el mundo será distinto, y Bumi Burú, propone que lo hagamos distinto y mejor.
Marta Mañes escribe más que una novela, pero sobre todo escribe una novela. Una novela en tres partes que delatan otra de las pasiones de la escritura: la pintura. Tres partes que son tres tonos de colores: pastel suave, intenso y claroscuro, que son los colores de la meteorología personal de todos nosotros en estos años.
El relato alterna pasado y futuro. Como una promesa el relato comienza y termina en el futuro. Nuestra autora sigue la vida de Carina, que explica en primera persona su dolorida biografía, cuyo primer recuerdo feliz es una película de dibujos animados en blanco y negro y un tarro de Nocilla.
Ante unos tiempos duros y complejos, la escritura de Marta Mañes describe con frescura el sabor del tiempo en los objetos, la música, las discotecas, los bares que marcaron a más de una generación. Cuando hacemos memoria con Carina descubrimos que después de una etapa de relativa alegría desigual nos ha tocado purgar una etapa de desigual y nada relativa penitencia.
Marta tiene la ventaja, no de haber sido cocinera antes que fraile, sino de haber sido pintora antes que escritora. Pintar le ha dado atención en la observación del detalle, de los objetos cotidianos, de las marcas, que acaban formando parte del álbum de recuerdos personales, como a mí me recuerda el Heno de Pravia el olor de la ropa blanca en el armario. Y ese gusto por el detalle, como decorado del tiempo, le hace subir peldaños en la narración.
Es una primera novela. Es una suerte encontrarse con un debut prometedor, porque una primera novela forzosamente echa en falta la experiencia literaria, pero esa falta de experiencia, esa inocencia literaria, es, no lo olviden, un valor irrepetible. Se nota la ilusión de la escritora que va construyendo un relato hasta un final realmente hermoso, que tiene la frescura y el atrevimiento de inventar como si fuera la primera novela del mundo. En la primera novela hay fogonazos de una pureza, un descaro y una ambición que será muy difícil volver a encontrar en ese estado puro. Es que escribir una primera novela, es para el escritor un momento mágico, como la primera cita, y eso se acaba notando en la escritura. Al crecer, como en la vida, se gana, pero también se pierde.
Es también la historia de una familia, con unos padres de Carina que para mí tienen un ligero parecido a ciertos padres de la novela inglesa del XIX. Pero estamos en el siglo XXI y creo que Marta Mañes se merece que Bumi Barú sea un éxito, pero también nos mereceríamos nosotros que tener un mundo mejor no fuese una utopía de Marta Mañes, sino una profecía que se cumple y nosotros que lo veamos.
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